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RESEÑA
La novela comienza con el anuncio, por parte del narrador, de que quien será una de sus protagonistas, Olivia, va a perder el control del auto que maneja en una autopista camino a la ciudad de Manchester, y que se estrellará contra las vallas de la ruta, antes de llegar a destino. Así, a sabiendas entonces del final de la peripecia, el lector se sumergirá en la primera parte del relato, que ahonda en la vida de esta actriz cuya tragedia vital más significativa (al menos hasta el momento en que comienza la historia) es la desaparición de su padre (un artista plástico a quien su mujer, también artista plástica, reemplazó inmediatamente por su amante) cuando ella era adolescente .
Olivia sospecha que se convirtió en actriz cuando descubrió que, yendo de un personaje a otro, podía huir de la misteriosa desaparición de su padre, a quien ella, a diferencia de quienes la rodean, no se resiste a dar por muerto de ninguna manera:
"La desaparición es un tipo de acontecimiento singular, que deviene rápidamente estado y que pone de manifiesto que la indeterminación y el doblez son parte de la naturaleza secreta de las cosas de este mundo...".
En ese viaje en auto, que sabemos fatídico, la chica va recordando momentos de su vida más o menos actuales, junto con otros del tiempo en que su padre vivía con ella: los recuerdos se agolpan en su mente (y en la voz del narrador) de una manera voraz, y desembocan inevitablemente en alguna relación con su padre desaparecido.
En la segunda parte del libro, vemos otro punto de vista (la novela, finalmente, termina tratándose de eso: las dos caras de una misma moneda), el del padre, Edward Byrne. Esta historia (a gusto de quien escribe, mucho más interesante y atrapante que la primera) muestra todo lo que no conocíamos de este hombre pero es, sobre todas las cosas, el relato de una confrontación permanente entre lo que las personas son y lo que creen que, o deberían de, ser. La verdadera identidad del ser humano (o "la naturaleza secreta de las cosas de este mundo") es uno de los tópicos fundamentales en esta segunda mitad, junto con el de la necesidad de huida (que en algunas personas se presenta como la única opción frente a un mundo que ni comprenden ni los comprende a ellos) y el arte, con un lenguaje y una sensibilidad propios como medio para, temas que aquí cobran nuevos sentidos, que se van afinando hacia el final de la historia.
Respecto del estilo de esta narración, plagada de disquisiciones de tipo filosóficas e intertextualidades permanentes, es una escritura voraz que no da descanso, y está estructurada a partir de frases extensas, con muchas subordinadas e incisos:
" Necesitamos la ficción para convencernos de que las cosas pueden ser distintas de como son, para continuar creyendo que existe algún tipo de diferencia entre lo que hacemos y lo que -aparentemente, 'solo'- imaginamos y porque, en nuestro deseo de comprender la naturaleza secreta de las cosas de este mundo, sentimos una necesidad irreprimible de consuelo".
Por último, y como si fuera poco, la novela finaliza con un epílogo nada despreciable y una sorpresa en las últimas líneas...
Podés encontarlo ACÁ