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RESEÑA:
Sentaro es un hombre joven que trabaja hace años como encargado en un local de dorayakis (pasteles dulces rellenos) en un barrio de Tokio, y cuyo pasado relacionado con el abuso del alcohol (y otras cuestiones que se irán desgajando de a poco) lo obliga a permanecer en el negocio para pagar ciertas deudas...
Un día aparece en la puerta de la tienda una señora muy mayor, que se ofrece a trabajar allí. Pero debido a su apariencia física (la edad avanzada por un lado, aunque sobre todo un defecto físico saliente: los dedos de sus manos están marcadamente torcidos), hacen que el hombre la rechace, educada pero inmediatamente. Sin embargo, la señora Tokue insiste hasta que logra un acuerdo con el encargado que consiste en ayudarlo a preparar la pasta de an (que sirve de relleno a los dorayakis) un par de días a la semana, pocas horas y con un sueldo bajísimo.
A partir entonces de esta convivencia, la relación entre ambos personajes se irá afianzando hasta tal punto que logrará provocar cambios sustanciales, tanto en la vida personal de Sentaro, como en la del local comercial: gracias a la mano de Tokue, la calidad de los dorayakis, y en consecuencia su demanda, comienzan a ser cada vez mayores... Pero Sentaro no es el único que tiene un pasado de desdichas y las conversaciones en la pastelería irán develando, también, la historia de la maravillosa señora Tokue.
Una novela deliciosa que invita a ser leída saboreando cada una de sus líneas, y que logra evocar desde los olores, texturas y sabores que emanan de la cocina del local, hasta los colores del sakura (un tipo de árbol que, al igual que en muchas narraciones japonesas, se convierte casi en protagonista del relato), que cambian conforme lo hacen las estaciones del año.
" Pasó el tiempo, llegó el otoño, una llovizna constante mojaba las calles día tras día. Los transeúntes llevaban cardigans y camperas y llevaban un paraguas en la mano. Las hojas del sakura, ya de un color más tenue, caían diligentemente. "
El respeto por, y la sabiduría de, los ancianos es uno de los tópicos fundamentales de la narración, aunque también lo son la perseverancia y la paciencia en todo lo que se emprende, la empatía frente a los seres humanos que padecen, la esperanza como motor constante y la autosuperación.
"Desde ese momento comencé a ver todo de manera distinta. Si yo no estuviera aquí, esta luna no existiría. Ni los árboles. Tampoco el viento. Si mi forma de ver el mundo desaparecía entonces todo lo que observaba desaparecería también. Es tan simple como eso".
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