RESEÑA:
También esto pasará, de Milena Busquets, es una novela sobre el amor y sobre la pérdida, que está narrada en primera persona por Blanca, una mujer de 40 años que está atravesando el duelo por la muerte de su madre:
“Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser solo una réplica del primer amor. Te debo, pues, todos mis amores posteriores, incluido el amor salvaje y ciego que siento por mis hijos. Ya no puedo abrir un libro sin desear ver tu cara de calma y de concentración, sin saber que no la veré más y, lo que tal vez sea incluso más grave, que no me verá más. Nunca más volveré a ser mirada por tus ojos (…)”.
La trama gira sobre el relato que hace la protagonista sobre un viaje a la casa familiar de veraneo en Cadaqués, un pueblo costero español ubicado sobre el mar Mediterráneo, a la que va a pasar unas vacaciones junto a sus hijos, algunos amigos y sus dos ex (los padres de sus hijos). Su vida actual, atravesada irremediablemente por el dolor de la ausencia, pero también por la crisis de la mediana edad que está viviendo esta mujer, es un constante péndulo que oscila entre sus responsabilidades de adulta y cierta inmadurez en su manera de relacionarse con los hombres que la rodean y que ella atribuye, no obstante, a su inmensa tristeza:
“Desde tu muerte, y desde antes, tengo la sensación de que lo único que hago es ir rapiñando amor, hacerme con la menor migaja que encuentro por el camino, como si fuesen pepitas de oro(…)”
Escrita en una prosa plagada de poesía, especialmente usada para la evocación de todos los recuerdos de su madre, aunque no exenta de humor y cierta ironía que, evidentemente, buscan hacer menos dolorosas las palabras que la narradora emplea para describir el proceso de duelo que está atravesando. Es loable, además, el modo en que la narradora logra maridar armoniosamente el relato en primera persona con las invocaciones directas a una segunda, aunque más importante: su madre fallecida.
Busquets encuentra la manera de transformar su elegía en una novela en la que la línea de acción secundaria, lejos de distraer, aporta la fuerza necesaria para que los lectores podamos acompañar a Blanca, sin perdernos en lo doloroso de la situación, en su recorrido por aquellos idílicos paisajes que albergan sus recuerdos más entrañables.